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Días luminosos y tristes de noviembre

Días luminosos y tristes de noviembre

 Vuelvo al Che y he vivido por estos días, a decir del Guerrillero Heroico, días luminosos y tristes junto a Fidel.

Tristes, porque aún no logro asumir la partida del líder, el hombre que convocaba multitudes, y nos enseñó a vencer todas las batallas, aún en las circunstancias más difíciles. Él era un invicto, y lo creíamos inmortal.

Hoy como tantos cubanos y cubanas, soy de los agradecidos que lo acompañan, y junto al llanto incontenible, hay una fuerza que me convoca a seguir.

Días tristes porque he visto a niñas y niños llorando, y escribiéndole poemas y promesas que nunca pude imaginar. Porque he visto jóvenes con las miradas firmes, y ayudando a los ancianos a llegar hasta las imágenes del Comandante y colocarle una flor y un papel con un mensaje, un mensaje de amor y de esperanza. Porque he visto hombres de rostros duros asolados.

Días tristes porque vi llegar en la fila interminable de villaclareños que fueron a la Sala Caturla de la Biblioteca Provincial Martí y en toda la geografía villaclareña a personas de todas las edades, de todos los credos, de todas las generaciones, con las manos temblorosas y con los puños apretados y porque he visto a familias enteras, desde los abuelos hasta madres con sus bebés en brazos, protagonizando el homenaje eterno, porque la historia crecerá, como él supo enseñarnos, y porque él nos dijo antes que en el pueblo había muchos Camilos y que cuando quisiéramos un modelo de hombre pensáramos en el Che. Frases que hoy son aplicables a él.

Días tristes porque a Cuba le queda un vacío que solo cada uno de nosotros tendremos que llenar desde nuestras trincheras. Tengo en mis memorias de estos días, desde el 25 de noviembre, los testimonios de mi gente, de la niña que me dijo que le dolía mucho que sus hijos no iban a nacer en los tiempos de Fidel, y porque una Doctora internacionalista salió tan emocionada del tributo que solo pudo decir que había perdido a un padre.

Días luminosos porque Fidel ha tenido la virtud de unir a este pueblo, de fundir generaciones, porque como me dijo un estudiante universitario, el alma de Fidel era tan grande que no cabía ya en su cuerpo y tuvo que emprender vuelo al futuro, y porque un niño me dijo que leería todos sus discursos para ser como él y que Fidel no se había ido.

Y porque un líder religioso me recordó que Fidel es pueblo, y porque una trabajadora de la ciencia me recordó que es el tributo a la vida que comienza, porque es el paso del Comandante a la eternidad con una luz que nos va a iluminar a todas las generaciones. Porque en la velada- homenaje los artistas cantaron al futuro, mientras esa madrugada los dos Comandantes, Fidel y el Che, volvían a reunirse para darnos instrucciones, para decirnos qué más tenemos que hacer en estos tiempos de tristeza y de luz. Porque esa misma madrugada los educadores corearon himnos y alzaban sus voces con vítores que retumbaron en la Plaza, y me fotografié con jóvenes abrazados de la bandera, mientras todos gritaban ¡Yo soy Fidel!

Días luminosos porque vi el Parque Vidal de Santa Clara repleto de personas, y porque como nunca antes flotaron tanto las banderas cubanas, y porque como nunca antes se entonaron con tanta emoción las notas del Himno nacional ante el cortejo fúnebre.

Días luminosos y tristes de noviembre porque más fuertes que nunca escuché las voces de ¡Viva Fidel! ¡Todos somos Fidel! ¡Comandante en Jefe, ordene!

Días luminosos porque a partir de ahora, Fidel se une al Olimpo de los grandes de la América, iluminará con la espada de Bolívar, el ideario de Martí, la alegría de Chávez, la inmortalidad de O’Higgins, Sucre, San Martín, Benito Juárez, Mandela, el Che, y tantos otros que nos mostraron el camino de la libertad.

Días luminosos porque Fidel vuelve a cabalgar triunfante en la Caravana de la Libertad, a unirse con nuestro Apóstol José Martí, y desde allí conquista la gloria eterna, esa gloria que solo alcanzan los que luchan toda la vida, los imprescindibles. Días luminosos porque hoy vuelvo a decir con mi pueblo: ¡Gracias Fidel! ¡Gracias por tu vida! 

 

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