Blogia
Dalia

Sembrando una semilla

Sembrando una semilla

Merielis de la Fe, Yudemis Carvajal y Elizabeth González aún tienen en el rostro las huellas de la infancia cercana. Seguramente conservan, entre sus más lindos recuerdos, la primera muñeca que llevaron en sus brazos, el primer juego de yaquis, o la cocinita improvisada que hicieron en el patio de su casa, para preparar “las primeras comiditas imaginarias” a sus juguetes o a sus amiguitas.

Quizás para conservar esa ingenuidad y hermosas nostalgias de los años iniciales de la vida, estas jóvenes decidieron a temprana edad, formarse como educadoras de Círculos infantiles. Hoy estudian en la Escuela Pedagógica Manuel Ascunce Domenech, de Santa Clara, y saben que esa profesión les garantizará mantener la ternura que las acompañará para siempre.

“Me gusta trabajar con los  niños, es una gran responsabilidad, una edad muy difícil, y creo que es fabuloso pensar que uno puede darle a ellos todo lo que necesitan, es decir, el amor, la ternura, ayudar a formarlos como buenas personas. Por eso quise ser educadora, y creo que ha sido la mejor elección de mi vida”, dice Meirelis, muy emocionada.

Yudemis sueña con el día en que se vea rodeada de Nenés Traviesas  y Principitos que la tomen de la mano, y le pidan un juguete, o que le den un beso.

Asegura que así aprenderá más de la vida y de las cosas más hermosas que puede atrapar de ella.

“Mi familia ha influido en mí, desde que era pequeñita sentía una gran atracción por enseñar. Y es que cuando tú enseñas, también recibes mucho, porque aprendes de los demás, las niñas y los niños también te transmiten valores, te demuestran la importancia de frases como Te quiero, te necesito, porque te hacen crecer. Para mí ser educadora es la más hermosa de las profesiones, quizás un día esos pequeñines decidan ser también maestros, o ingenieros, agricultores, médicos, técnicos, obreros…son los hombres y las mujeres del futuro. Por eso, tenemos en nuestras manos el mañana y eso implica mucho amor”, afirma esta muchacha  muy segura de sus convicciones.

Entretanto, Elizabeth, como sus amigas, sabe que la misión no es fácil, pero, definitivamente, apuesta por el futuro.

“Vengo de una familia de maestros, y creo que el magisterio me corre por las venas. Sé que es un reto, un desafío, porque formar a un futuro constructor, un revolucionario, es una responsabilidad  tremenda. Por eso, cuando cierro los ojos y pienso en el futuro, me veo caminando por las calles, y las personas diciéndome: Usted fue mi “seño”. Por eso digo que estoy sembrando una semillita que germinará y echará raíces y frutos. De eso estoy convencida”.

Hoy estas jóvenes andan por la vida con los sueños de hacer florecer  el mañana en los Círculos Infantiles, esas instituciones que nacieron hace 50 años con la certeza de que allí siempre estarán sembrando una semilla.

0 comentarios