Blogia
Dalia

Roberto González: amar y luchar por la vida

Roberto González: amar y luchar por la vida

Quienes alguna vez tuvimos la dicha de compartir con Roberto González, escucharlo en una conferencia, en un diálogo con jóvenes, o entrevistarlo en los pasillos de un evento internacional, sabíamos muy bien cuál era la madera y  la fibra de ese hombre.

Pero el reportaje “Roberto González: amar y luchar por la vida”, audiovisual elaborado por los excelentes realizadores Estela Bravo y Julio Acanda,  nos trajo de vuelta a esa persona capaz de darlo todo, sin pedir nada a cambio, sólo la recompensa de una familia feliz y el regalo, siempre venerado, de dos hijos adolescentes buenos, que seguramente, más allá de los nombres que llevan (también Roberto y René),  sabrán perpetuar en el tiempo las vidas de él y de su hermano.

En el lecho de quien sabe está gravemente enfermo, con las marcas del padecimiento en el rostro, en los ojos cansados e inflamados, y en una voz más agotada, Roberto supo entregarnos la ¿última? lección de su vida.

Habló con vehemencia de su esposa, de cómo educaron a sus retoños, de su madre Irma, fuerte y titánica ante cada prueba que le ha dado el destino, de sus amigas y amigos, quienes le acompañaron en cada página de la historia que él escribió cada día, como cubano bueno de sus tiempos.

Sus compañeras y compañeros nos develaron al joven que estuvo en Angola (algo que jamás confesó por pura modestia, cuando hablaba con tanto orgullo del cumplimiento de misiones internacionalistas por tres de los cinco héroes). Y es que también con el material transmitido por la Televisión Cubana, supimos por primera vez, que ese joven que formó parte- como dijo uno de los entrevistados- de un “contingente de libertadores en Africa”.

Conocimos al universitario inteligente, el “Chévere”, que era capaz de asimilar bien rápido los conocimientos hasta graduarse de Licenciatura en Derecho. Al recién graduado que apostó por irse a una Microbrigada para hacerse merecedor de una vivienda, al que vio a su hermano partir hacia Angola, y luego supo que René, vestido de camuflaje se despedía del sobrino de ¡cuatro meses!, pidiéndole que fuera un hombre de bien.

Roberto, con la falta de aire y la tos que provoca la enfermedad que lo llevó a la muerte, todavía tenía fuerzas suficientes para sonreír, y decirnos que hay que ser buena persona, ayudar sin mirar a quién, continuar ayudando a cualquiera que lo necesite, sin solicitar recompensa ni agradecimientos. Un precepto que enarboló como la mayor divisa de su existencia.

Pero aún más: Roberto, el “brother”, tuvo la genialidad suficiente para explicar ante las cámaras por qué se había involucrado en el proceso de los cinco, y cuánta malsana injusticia había detrás del caso. Imposible calcular cuantas horas , cuantos días y noches debió haber dedicado el joven abogado a estudiar el idioma inglés hasta la perfección y las leyes norteamericanas, para demostrar, desde el propio sistema jurídico, cuantas violaciones se cometieron y se siguen cometiendo contra los luchadores antiterroristas. Y “lo hago por los cinco, pero sobre todo por Gerardo, porque lo que se hace contra Gerardo es cruel, al hacerle pagar dos vidas, cuando el propio Gobierno de los Estados Unidos sabe muy bien que es inocente”, dijo con una huella de dolor de quien sabe que falta mucho en esta batalla para lograr la victoria.

El reportaje termina con una nota de optimismo tan inmensa, que sólo alguien como Roberto González Sehwerert, “el Brother”, el “Chévere”, podía dejarnos: “Quiero ver a René y que él me lleve en bicicleta por la Habana”, dijo.

Y entonces, la imagen de los dos hermanos, así como él pidió, celebrando un cumpleaños, o fuertemente abrazados, nos devuelve la certeza de que la muerte no podrá vencer jamás la lucha por la vida. Porque Roberto, tal y como le pedía René en una de sus últimas cartas, seguirá respirando, a todo pulmón, hasta que la justicia y el Sol de la Libertad iluminen hasta verlos regresar a su Patria, a cinco cubanos, esos cinco hermanos a quienes dedicó hasta su último aliento, su profesión, todo el amor, y lo mejor de su vida.

 

0 comentarios