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Jóvenes cubanos de estos tiempos, de todos los tiempos

Jóvenes cubanos de estos tiempos, de todos los tiempos
Ser joven es una actitud ante la vida. Porque el joven es transgresor, revolucionario por naturaleza. El joven tiene sueños, y aspiraciones personales, y también para su país. Son los jóvenes los que construyen proyectos de vida, los que escriben la historia, los que hacen la historia.
Ellos, junto a esas personas que no envejecen de espíritu enaltecen el presente y salvan el futuro.
En Cuba han sido los jóvenes los protagonistas de cada época. Fueron jóvenes Antonio Maceo y todos los de la familia Maceo Grajales cuando partieron a la manigua redentora. Y eran jóvenes el abogado Ignacio Agramonte y su esposa Amalia Simoni, cuando se fueron al combate por la independencia de Cuba, ese Mayor de nuestras gestas libertarias, que “armado por mortales ingredientes”, a decir del poeta, “a un siglo de distancia entona nuestra canción”.
Joven nuestro José Martí cuando hizo artículos y versos encendidos, y organizó la Guerra Necesaria por la libertad de su Patria, y para impedir que se extendieran con esa fuerza más los Estados Unidos sobre nuestras tierras de América. Joven aún era nuestro Apóstol cuando murió en Dos Ríos de cara al Sol.
Jóvenes los que salvaron la dignidad de la Patria en la República mediatizada que vino después: Rafael Trejo, Rubén Martínez Villena con su pupila insomne, Julio Antonio Mella, José Antonio Echeverría, paradigmas de generaciones que apostaron por vivir una vida difícil y hermosa: la del compromiso por su país.
Jóvenes los que integraron la Generación del Centenario, y desfilaron con antorchas encendidas aquel 28 de enero, para honrar a Martí, y después se fueron con Fidel en 1953 para asaltar el Moncada, que era asaltar el cielo.
Jóvenes, los del Granma, los de la Sierra, los que fueron a las arenas de Playa Girón para impedir la invasión mercenaria. Y también los que apenas con 15 años se fueron a lugares casi intransitables para alfabetizar en cualquier punto de la geografía cubana.
Joven era Ernesto Che Guevara cuando partió hacia Bolivia, y entregó su vida por la dignidad de la América.
Pertenezco a otra generación que también hizo lo suyo: Angola aún está en la memoria, y también aquellos muchachos que en tierras africanas escribieron las páginas más hermosas de heroísmo, altruismo y amor. Es la misma generación que escuchaba a Silvio, a los Beatles, y a los Rolling Stones.
Y jóvenes también son nuestros cinco héroes, luchadores antiterroristas, que permanecieron por 16 años injustamente presos en cárceles norteamericanas, y mantuvieron sus frentes altivas y su dignidad a toda prueba.
Cuando parecía que todo estaba hecho, nuestros maestros y médicos, nuestros colaboradores internacionalistas, siguieron escribiendo la historia, que en estos tiempos tiene su signo mayor en los que marcharon a riesgo de sus propias vidas, a luchar contra la epidemia del Èbola.
Los jóvenes de la Cuba de hoy viven otra época. Nacieron en pleno período especial cuando la contracción económica nos llevó a situaciones límites. Viven en tiempos de nuevas tecnologías y de globalización; y también de rupturas y transformaciones. Pero quizás sea esta generación la que lleve sobre sus hombros la misión mayor, la de defender este país, cuando por ley de la vida, no esté la generación histórica que hizo la Revolución.
Con sus tatuajes, sus piercings, sus pantalones ajustados, su música que a veces nos resulta estruendosa, y con sus criterios lúcidos, son hijos e hijas de su tiempo, transgresores, críticos, inconformes, pero también traen sus compromisos y sus sueños, su ímpetu y su alegría, sus deseos de seguir empujando un país, y de salvaguardar lo más hermoso que nos ha traído hasta aquí.
Este 4 de abril, cuando la Unión de Jóvenes Comunistas y la Organización de Pioneros José Martí celebran sus aniversarios, recuerdo la idea de Ramón Silverio, ese importante intelectual villaclareño, eternamente joven, que salvó contra viento y marea, e incluso contra incomprensiones, el Centro Cultural El Mejunje. Dice Silverio: “la juventud no está perdida, está más encontrada que nunca”.
A esa juventud encontrada, a pesar de las marcas del tiempo, quisiera yo pertenecer siempre, mientras tenga energías, sueños, aspiraciones personales, inconformidades, y proyectos de vida para seguir desandando por mi país, esta Cuba inmensa donde siempre las generaciones nuevas seguirán escribiendo su propia historia.

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