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S.O.S: terrorista anda suelto

S.O.S: terrorista anda suelto

¿Puede usted ser un terrorista y andar libre en Estados Unidos?

La pregunta debería situarse en todas las páginas de Internet y las redes sociales.

De seguro, las personas del mundo que están bien informadas, responderían afirmativamente que sí, que en Estados Unidos se puede ser un asesino, colocar bombas en hoteles de otros países, y matar turistas por “estar en el lugar y el momento equivocados”, hacer planes para asesinar civiles que viajan hacia su país en una aerolínea que nada tiene que ver con la política, e incluso planificar asesinatos a Presidentes.

Sí, en Estados Unidos se puede estar libre e impune, aún cuando se ha sido un criminal de marca mayor que organiza un plan para matar a miles de personas en una isla porque profesan una ideología revolucionaria.

En Estados Unidos se puede ser un torturador, y haber ocasionado la muerte y la desaparición de combatientes latinoamericanos.

Se puede ser todo eso, y ser acusado por otras naciones, y ser absuelto por un Tribunal integrado por once personas, paradójicamente en su mayoría de origen hispano.

No hablo de algo absurdo.

Luis Posada Carriles, uno de los más connotados terroristas de este continente, fue declarado No culpable, luego de tres meses de una farsa de juicio en El Paso, Texas, donde no se le juzgó por  terrorista, sino por perjurio, fraude y obstrucción de procedimiento, o para que se entienda mejor: Posada Carriles fue juzgado por mentiroso, y según la justicia norteamericana, por ese cargo, también el “pobre anciano” de 83 años, es inocente.

Quienes seguimos durante este tiempo los artículos del abogado José Pertierra, quien representa a Venezuela en la solicitud de extradición de Posada, sabíamos que todo era pura representación teatral.

Las lágrimas de los abogados por su defendido, las acusaciones a Cuba, como “representación del mal” sobre esta tierra, la desaparición de pruebas, testimonios y evidencias contundentes que fueron entregadas por el gobierno cubano, la posición de la jueza Kathleen Cardone, la insistencia en desacreditar a los testimoniantes…

La manipulación, el dinero que corre de mano en mano, la certeza de que Posada le sabe mucho a Estados Unidos y a la CIA, todo ello nos confirmaba un tufillo de deshonestidad, de  impunidad para una persona que ha confesado a la prensa una y otra vez que es autor intelectual de actos terroristas. Es otra mancha para la justicia del país que se autodenomina líder de la lucha contra el terrorismo internacional.

Posada, el asesino, puede “dormir como un bebé”. Mientras,  los familiares de los muertos por su culpa,  siguen llorando, y muchos ojos insomnes en el mundo seguirán despiertos, para evitar la muerte y la deshonra.

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