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Cultura desde mi tierra

Cultura desde  mi tierra

Cultura es Patria, y es identidad, es cubanía.

Cuando celebramos este 20 de octubre el Día de la Cultura Cubana, deseo volver la mirada hacia mi Patria chica, esa que vibra aquí, en el centro de este caimán verde, donde vivimos orgullosos de una historia y una tradición.

Imposible en pocas líneas hablar de todo lo que atesora esta tierra pródiga en talentos, en figuras que engrandecieron las artes, en ese legado que palpamos, a cada paso, en nuestro transitar por este territorio.

¿Cómo no recordar en esta hora de recuento a Alejandro García Caturla, el juez del municipio de Remedios, que hizo música, música inmortalizada para siempre como sello de nuestra nación?

O al reconocido pintor Wilfredo Lam, quien colocó el nombre de las Artes Plásticas cubanas en un sitial de honor, con obras imperecederas como La silla y La jungla.

¿Cómo olvidar a Jorge Arche, de Santo Domingo,  quien inmortalizó a Martí con la mano en el corazón?

O a Carlos Carlos Enriquez, con El rapto de las mulatas, ese cuadro vivo, tan real como nuestra Patria.

Las obras musicales de Rodrigo Prats, González Mántici, Osvaldo Farrés, son como talismanes que nos hacen regresar al pasado, y vivir el presente.

Muchos son los nombres imborrables de mi tierra:

Samuel Feijoo, el sensible Zarapico que sembró e investigó como nadie sobre cultura popular.

Marta Abreu de Estévez, la benefactora y patriota quien hace más de cien años entregó parte de su fortuna a la fundación de obras que quedaron para la posteridad como el majestuoso Teatro la Caridad.

Y, junto con ese pasado de gloria, quiero regresar a este tiempo.

Vaya usted a Remedios, la Octava Villa fundada por los españoles en la isla y conozca de esas parrandas populares repletos de colorido, carrozas, trabajos de plazas, fuegos artificiales…Una tradición que pasa de generaciones a generaciones, como hermoso símbolo de cultura popular.

O disfrute en Santa Clara, en agosto, de la Verbena de la calle Gloria, en agosto, para honrar a la Patrona de la ciudad, un festejo donde se unen el ayer y el presente.

O lléguese al Centro Cultural El Mejunje, estreche las manos de Ramón Silverio, ese Quijote  moderno que defendió ese espacio donde prima el respeto a los demás y donde se mezclan todas las artes para todos los públicos.

Silverio, el dramaturgo, quien, por cierto, acaba de ser condecorado con la Distinción Maestro de Juventudes,  porque mucho hace y seguirá haciendo en su tierra.

Por estas calles camina Marta Anido, promotora cultural, fundadora de la primera Academia de Ballet en el centro de la isla, y Aida Ida Morales, formando niñas y niñas en los secretos de las artes plásticas como andarines de la imaginación.

Y también el poeta Luis Manuel Pérez Boitel, Premio Casa de las Américas,  y tantos escritores jóvenes que hacen de esta tierra un verdadero torrente de creación en la literatura.

Mi provincia se engrandece con el Trío Trovarroco, que sigue ganando prestigio, y que regresa con más aplausos de cada gira internacional que realiza con el trovador Silvio Rodríguez.

Villa Clara se renueva, además, cada año con los Festivales de Pequeño formato, y los espacios dedicados a la Trova, al Rock, a la Danza.

Pero, sobre todo, quiero colocar en un pedestal a mi pueblo villaclareño, ese que ha ganado durante tantos años el respeto de quienes llegan a este lugar, y reconocen a los pobladores de esta provincia como personas muy cultas, no sólo porque saben de artes, sino porque saben aplaudir, con amor, toda obra nacida del alma, de la espiritualidad, para ser, ante todo, más cubanos.

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