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GAVIOTAS BLANCAS POR LOS CINCO

GAVIOTAS BLANCAS POR LOS CINCO

Cuenta Elizabeth Palmeiro, la esposa de Ramón Labañino, que su compañero, uno de los luchadores cubanos presos injustamente en cárceles norteamericanas, vio muy cerca unos visitantes inusuales cuando se encontraba en su celda de máxima seguridad en  Beaumont, Texas. Eran unas gaviotas blancas.

Las gaviotas, entonces echaron a volar, y el héroe hizo poemas, esos versos que, como él confiesa, “desnudan el alma desde lo más profundo, desde lo más amargo, desde lo más tierno, desde lo más íntimo de un ser que, en condiciones extremas de presidio político necesita expresarse para seguir amando, para seguir existiendo”.

Cuentan que en la vista de re-sentencia de este 8 de diciembre, Ramón y Fernando fueron erguidos, con las frentes altas, con esa decisión innata en los hombres grandes de no claudicar.

La sentencia original de Fernando González de 19 años fue modificada a 17 años más 9 meses en prisión. A Ramón se le redujo la condena a 30 años.

Concluía así la vista de re-sentencia de tres de los cinco héroes. Gerardo y René fueron excluidos de esa oportunidad jurídica.

Los mismos fiscales  fundamentaron su acuerdo con  la reducción de las condenas, reconociendo explícitamente que las repercusiones de este caso están afectando gravemente  la credibilidad y el prestigio de la justicia estadounidense.  Sin duda,  este es el resultado de la entereza y la dignidad con que nuestros Cinco heroicos hermanos sobrellevan este injusto castigo, de la lucha incansable del gobierno y el pueblo de Cuba, de la tesonera labor de los abogados de la defensa,  de la valentía de sus familiares  y de la solidaridad internacional”, dice un comunicado del Comité Argentino de solidaridad con los cinco.

Sin embargo, la injusticia persiste. 30 años para Ramón, 22 para Tony, 15 para René, y casi 18 para Fernando duelen bien profundo en el alma de quienes conocemos muy bien la estirpe de esos cubanos que sólo cargan una culpa: la dignidad de su pueblo. Duelen  mucho más la condena de dos cadenas perpetuas y 15 años, junto al aislamiento en el que pretenden sumir a Gerardo, a quien ni siquiera se le ha dado el derecho de acudir a una vista de re-sentencia con los argumentos sólidos que han expuesto sus abogados, el Gobierno cubano, e incluso, personalidades de todos los confines del planeta.

La realidad es que los Cinco nunca debieron ser encarcelados y  que cada minuto que permanezcan en la cárcel es una afrenta a la dignidad humana y al amor, al verdadero amor entre los hombres.

Ricardo Alarcón, Presidente del Parlamento Cubano, uno de los más estudiosos del tema, ha expresado una y otra vez, verdades irrefutables, y ha reiterado que los cinco cubanos luchadores antiterroristas, prisioneros en Estados Unidos son inocentes y deben ser liberados.

Entretanto, decenas de miles de amigos de los Cinco en todo el mundo están hoy más unidos  en la misma determinación: multiplicar  esfuerzos y redoblar la lucha para que el Presidente Barack Obama retire los cargos que alzaron falsamente en contra de ellos. La lucha no cesará hasta que Gerardo, René, Ramón, Antonio y Fernando estén en su Patria, junto a sus familiares, al lado de su pueblo. Por eso, y porque saben que no están solos, los tres que fueron re-sentenciados acaban de firmar una declaración de principios.

“Nos castigan a los cinco por acusaciones que jamás han sido probadas. Aunque tres sentencias fueron reducidas parcialmente, la injusticia se mantiene con todos.

Los terroristas cubano-americanos continúan disfrutando de total impunidad.

Reiteramos: ¡Los cinco somos inocentes!

Nos sentimos profundamente conmovidos y agradecidos por la permanente solidaridad que nos brindan, tan decisiva en esta larga batalla por la justicia.

Junto a ustedes continuaremos hasta la victoria final, que solo será conquistada con el regreso de los cinco a la Patria”, finaliza el documento suscrito el 8 de diciembre por Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Fernando González.

Antonio lo había advertido el pasado 13 de octubre: “Otra vez poesía”. Por eso, porque no están solos, y porque este 8 de diciembre en la vista de resentencia, Ramón y Fernando sintieron en aquella sala y en todo el planeta la compañía de muchas personas buenas, no dudo que, a pesar del dolor por la injusticia, las gaviotas blancas de la paz volverán a volar para traer versos, esos que, como advirtió Ramón “nacen desde lo más íntimo de un ser que, en condiciones extremas de presidio político necesita expresarse para seguir amando, para seguir existiendo”.

 

 

 

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