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Salvar a la madre tierra: otro desafío para el año que comienza

Salvar a la madre tierra: otro desafío para el año que comienza

“La tierra o el planeta tierra, o la Madre Tierra o la naturaleza existen y existirán sin el ser humano, pero el ser humano no puede vivir sin el planeta tierra. Y por tanto, es nuestra obligación defender el derecho de la Madre Tierra”

Releo estas palabras del presidente boliviano Evo Morales, pronunciadas en la fracasada Cumbre de Copenhague, realizada a inicios de este mes de diciembre.  Y es que, de los mayores desafíos que este año 2009 dejó entre los que poblamos este mundo es salvar, sin dudas, esta casa grande donde vivimos, para existir y perdurar.

“La madre es algo sagrado, la madre es nuestra vida. A la madre no se alquila, no se vende ni se viola, hay que respetarla. La Madre Tierra es nuestro hogar”, decía Evo, con esa sabiduría antiquísima de las culturas ancestrales, que encontraban en la tierra la semilla de la vida.

El cambio climático es, sin duda, el problema ambiental más devastador del presente siglo: inundaciones, sequías, tormentas severas, huracanes, deshielos, ascenso del nivel del mar, olas de calor, tsunamis y terremotos nos advierten de que algo tenemos que hacer.

Hugo Chávez, el mandatario venezolano hablaba en la Cumbre de cambio climático celebrada en Dinamarca, con la voz de los que no tienen voces, y ofrecía datos alarmantes: “el 60% de los ecosistemas del planeta están dañados, el 20% de la corteza terrestre está degradada. Hemos sido testigos impasibles de la deforestación, la conversión de tierras, la desertificación, las alteraciones de los sistemas de agua dulce, la sobreexplotación de los recursos marinos, la contaminación y la pérdida de la diversidad biológica. La utilización exacerbada de la tierra sobrepasa en un 30% la capacidad para regenerarla. El planeta está perdiendo la capacidad para autorregularse, eso lo está perdiendo el planeta; cada día se liberan más desechos de los que pueden ser procesados. La supervivencia de nuestra especie martilla en la conciencia de la humanidad”.

Releo estas palabras, y la advertencia de Fidel de que “una especie está en peligro de extinción: el hombre”, y me pregunto cuánto podemos hacer este año que comienza, para aportar desde cada espacio, a la salvación del entorno donde vivimos, o a decir de Evo, de nuestra madre tierra.

Los cubanos, testigos de la fuerza devastadora de la naturaleza, sabemos que aún nos queda un inmenso caudal para salvar el entorno.

Sembrar un árbol, no arrojar desechos a ríos y mares, reciclar, proteger a los animales, utilizar métodos de pesca menos agresivos, realizar inversiones en las industrias para que las producciones sean más limpias, sustituir las sustancias agotadoras de la capa de ozono,  proteger las costas con iniciativas comunitarias, buscar fuentes alternativas de energía, desarrollar métodos más eficaces para que el dióxido de carbono y el ruido no nos dañen, emplear abonos orgánicos y fomentar la agroecología, enseñar a nuestros niños y jóvenes que la naturaleza es el hogar donde todos debemos convivir en armonía, y así, pensar en el mañana.

Son desafíos para un año que comienza, un año que nos convoca a establecer un nuevo compromiso: ser amigos de un medio donde nacemos, crecemos y nos desarrollamos, y donde deberán existir las generaciones futuras.

 Quiero concluir con una idea de Chávez, que es un canto para todas y todos, amén de las ideas políticas que se profesen, el  credo, la religión, o el sexo, o la porción de este planeta donde nos ha tocado vivir.

“…seamos capaces de hacer de esta Tierra no la tumba de la humanidad, hagamos de esta Tierra un cielo, un cielo de vida, de paz y de hermandad para toda la humanidad, para la especie humana”.

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