Blogia
Dalia

Carta abierta a Fidel

Carta abierta a Fidel

 

Querido Comandante en Jefe:

Es 13 de agosto del año 2016, y Villa Clara, como toda Cuba, como todas las amigas y amigos de buena voluntad del mundo, esos que sueñan con un mundo mejor, festejamos, con amor, con optimismo, pero sobre todo, con muchos compromisos renovados, su cumpleaños 90.

Hoy mismo, Comandante, lo seguimos viendo como ese joven rebelde que asaltó el Moncada, que llegó en el Granma, que subió a la Sierra, y triunfó el primero de enero de 1959, y que nos advirtió entonces que el camino por desandar sería difícil, pero grande.

Ahí está usted, el mejor alumno de José Martí, vencedor de mil batallas, el de Playa Girón, el que nos enseñó que ser internacionalistas es una deuda con la humanidad, el que nos dijo que “ser cubanos es un deber”, el que llevó y lleva sobre sus espaldas la alta responsabilidad de colocar a su pueblo en un sitio de honor, al frente de una Revolución que fue, es y seguirá siendo “de los humildes, por los humildes y para los humildes”.

El que rompió todos los pronósticos, e hizo posible en pleno siglo Veinte lo que parecía imposible: hacer un proyecto social socialista a 90 millas del mayor imperio del mundo, y mantenernos, con las frentes en alto, a pesar del bloqueo, de los atentados contra su vida, a pesar de los actos terroristas, del colapso del campo socialista europeo, del duro período especial, de los intentos incluso, por borrar nuestro ejemplo cuando muchos auguraron que no resistiríamos tantos embates.

Usted, Comandante cristalizó los sueños bolivarianos de una América unida, colocó a Cuba en el escenario mundial, y nos enseñó que el orgullo patrio, la dignidad y la honradez valen más que cualquier oro del mundo.

Usted nos llevó a muchas batallas que nos han enaltecido: la lucha contra la deuda externa, la batalla por el regreso del niño Elián y de los cinco héroes, y también esa obsesión perenne por hacer bien lo que nos toca hacer, por rectificar errores y por seguir cambiando lo que tiene que ser cambiado.

Usted hizo valedera la frase del Apóstol de que “Patria es Humanidad”, y llevó con su pueblo, la esperanza a los desheredados de la tierra.

Aquí estamos los villaclareños, Comandante, y lo volvemos a ver inaugurando obras en el centro de Cuba, infundiendo optimismo, acompañándonos en  las celebraciones por el 26 de julio, o en cualquier comunidad recóndita de nuestra geografía en momentos difíciles, cuando los huracanes hicieron estragos en la región central.

Y revivimos ahora mismo, justo en este día de glorias, aquel memorable 30 de septiembre de 1996, en el Pedraplén Caibarién-Cayo Santamaría, conversando con las Marianas, recorriendo industrias, y hablando en aquella concentración inolvidable en la Plaza del Che, recordándonos que “No hay tarea, no hay proeza en que no hayan estado presentes masivamente los villaclareños”.

Y nos decía además, una idea que hoy mantenemos como un estandarte y una guía para intentar ser mejores, también gracias al ejemplo que usted nos infundió: “no hay poder sobre la Tierra, ni hay soberbia, ni hay arrogancia capaz de aplastar a un pueblo como el pueblo cubano (…) y algún día habrá que elevarle un gigantesco monumento a ese héroe insuperable que es el pueblo”.

Hoy, Comandante, los villaclareños, junto a los cubanos y a todas las personas justas del mundo, le decimos que estamos muy felices por tenerlo en sus 90 años, que celebramos este día histórico, que deseamos que sienta este abrazo de amor y agradecimiento porque nos convirtió de alguna manera en esos héroes insuperables que bajo su conducción hemos llegado hasta aquí.

Como dijo su hermano Hugo Chávez, usted está absuelto por la historia, por esa historia grande que escribimos cada día, y que seguiremos escribiendo, convencidos, como escribió Martí, de la certeza de un pensamiento que ha sido la brújula que lo ha guiado durante toda su vida : “Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”. ¡Felicidades, Comandante!

0 comentarios