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2015: El año mágico

2015: El año mágico

Todavía tengo que acostumbrarme a las nuevas y felices noticias que llegaron desde el 17 de diciembre del 2014. Casi estoy viviendo en un deslumbramiento que me hace repetirme una y mil veces que sí, que viví para contarlo. 

Todavía tengo que acostumbrarme a este sueño de 16 años convertido en realidad. El regreso de Gerardo, Ramón y Tony, los tres héroes que permanecían injustamente presos en cárceles norteamericanas, y el restablecimiento de las relaciones Cuba-EEUU son acontecimientos, frutos de la perseverancia, casi mágica, que ha acompañado a este país desde que existimos como nación.

Cuba es la isla de las cosas mágicas. Es mágica una revolución que empezó con hacendados que dieron la libertad a sus esclavos y que fueron junto a ellos a la manigua, sólo con la vergüenza y con machetes, a liberar a la nueva nación del colonialismo español.

Es mágico un país que parió jóvenes que asaltaron hasta el Palacio Presidencial, una estación de radio y cuarteles para reclamar cambios, y no dejar morir al Apóstol en el año de su Centenario.

Es mágica una nación que conquistó su verdadera libertad con barbudos vestidos de verde olivo que bajaron de la Sierra, con un Fidel al frente advirtiendo que a partir de entonces –aquel enero glorioso de 1959- todo sería más difícil.

Es mágico el pueblo que enfrentó una crisis de misiles y de amenazas de guerra, y resistió, que encontró miles de adolescentes que fueron a lugares muy recónditos para alfabetizar, que vistió de miliciano y fue a Playa Girón para lograr la primera derrota del imperialismo en América.

Es mágico ver a mercenarios cambiados por compotas para niños, y admirar a un pueblo movilizado para limpiar de bandidos las montañas cubanas.

Es mágica una tierra que dio maestros, dispuestos a ir a otros países para enseñar, la patria que tuvo una generación de jóvenes internacionalistas, quienes, vestidos de camuflaje, partieron hacia África, y sin pedir nada a cambio, solo por amor, lograron lo que casi parecía imposible: contribuir a la desaparición del régimen del apartheid sobre la faz de la tierra.

Es mágico un país que perdió casi todo su comercio internacional cuando dejó de existir el socialismo europeo, y contra viento y marea, cuando nos quedamos solos, y muchos auguraron horas, días, semanas, a la existencia de la revolución, renació como el Ave Fénix, en medio de apagones, carencia de transporte, de alimentos, ropa y calzado, y de todos aquellos elementos básicos para vivir.

Es increíble pensar que ese mismo país, pobre, sumido en las más duras condiciones económicas, formó médicos que marcharon a cualquier parte del planeta donde hiciera falta una mano amiga y alguien con bata blanca, colmado de cariño para salvar vidas y llevar la esperanza.

Es mágico el país que logra convocar a miles y millones de personas en todas las plazas, que batalla en marchas y tribunas durante meses por el regreso de un niño que fue salvado en medio del mar, escoltado por delfines. Y es fascinante, además, el retorno de ese mismo niño a los brazos de su padre, y verlo crecer, y cumplir 10,15, 20 años, rodeado del cariño de un pueblo que lo convirtió en su hijo.

Es mágica una isla pequeñita que, con líderes soñadores en el continente, logró unir a la América y fundar el ALBA, y así cristalizar los sueños de Bolívar y de Martí.

Es mágico el país que tiene profesionales de la salud con tanta dosis de altruismo y nobleza, que, cuando la epidemia del Ébola se cierne como un ave negra sobre la humanidad, marchan otra vez, como mensajeros de la fe, hacia el continente negro para salvar vidas, aún a riesgo de las suyas, como una luz que advierte que soplan tiempos nuevos y que el mundo puede ser mejor.

Cuando se anunció que cinco cubanos buenos estaban presos y cumplían grandes y desmesuradas condenas en Estados Unidos por luchar contra el terrorismo, muchos creyeron casi imposible la promesa hecha por nuestro líder en el año 2001: “¡Sólo les digo una cosa, Volverán!”.

Nos reconfortaba saber que Fidel nunca hizo una promesa que no cumpliera. Por eso nos mantuvimos 16 años luchando, batallando sin cesar, febriles de insomnio y de dolor, hasta que la promesa se hizo realidad. Y eso también es mágico.

Es mágico verlos ¡al fin!, a los cinco juntos, cantando, abrazados de sus familiares, de su pueblo, cantando, dispuestos a ponerse al servicio de su nación y de su pueblo, como siempre.

Es mágico saber que Adriana y Gerardo pronto tendrán a Gema, y es mágico comenzar un año con la convicción de que poco a poco, el bloqueo será historia pasada, porque fuimos titanes, y viajamos con Fidel al futuro más de una vez, y porque sabíamos que al final, llegaría la recompensa de tanta entrega, tanta entereza, tanta pasión y derroche de esa mezcla de bravura y dulzura que siempre nos ha distinguido.

El 2015 es el año que anuncia la magia de las cosas nuevas, lo advierto en los rostros de las cubanas y los cubanos, en la alegría de la gente, en el abrazo apurado, y la frase repetida por estos días: ¡ahora sí!.

Fue mágico ver en esta isla de los abrazos y los besos, los fuegos artificiales a las 12 de la madrugada del primero de enero, el baile en las calles, es maravillosa la certeza de que también tendremos que prepararnos, con esa suerte de magia, amor y pasión, a los nuevos tiempos que vendrán y que encontrarán a un pueblo, quizás diferente al que recibió el triunfo del Primero de enero de 1959, quizás más atemperado al nuevo siglo, pero siempre dispuesto a seguir protagonizando hechos mágicos con esa vocación de hombres y mujeres felices y gigantes, que a pesar del otoño, de los muchos otoños, siempre encontrarán, al final del camino, la primavera.

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