Blogia
Dalia

Para una cubana toda luz

Para una cubana toda luz

Es marzo y te veo ahora mismo por las calles de mi país. Quiero verte así, en cada trinchera donde la Patria te necesite, acunando los sueños, regalando dicha y amor, mirando al mañana, vestida de futuro, con el don de convertirlo todo en luz, porque tú misma cubana, eres la luz.

Es marzo y te veo ahora mismo por las calles de mi país. Te veo dirigiendo aquella empresa importante, o impartiendo clases, o quizás salvando una vida  o participando en una investigación científica que decidirá el futuro.Te veo grande, de obrera en una fábrica, o de campesina, en el surco, cosechando con tus manos nobles el alimento de tu pueblo.

Te veo tomando decisiones, dialogando con tus electores en un Consejo Popular o una circunscripción, Inconforme, porque no todo es perfecto, y quisieras ver más limpia tu comunidad, para evitar enfermedades. Intranquila y preocupada, porque el transporte está difícil, y porque los salarios no alcanzan, y porque todavía hay indisciplinas, y porque quieres rescatar esos valores que nos han traído hasta aquí, y nos hicieron una nación diferente.

Te veo trabajadora por cuenta propia, echando pa’lante tu negocio, porque quieres triunfar, y porque así también te sientes importante en un país que cambia y donde tú misma, apenas sin proponértelo, también has cambiado.

Te veo como médico, o enfermera, en un lugar de este mundo, llevando el milagro de la salud a cualquier ser humano de esta casa grande que se llama Planeta Tierra.

Te veo ama de casa, esa labor que un día deberá llevar una recompensa económica, porque eres sostén de una familia, que lo es, porque tú estás ahí, salvaguardando tu hogar, y poniendo tus manos mágicas para que todo funcione como un reloj,  y para que todas y todos los que dependemos de ti, podamos seguir haciendo lo que nos corresponde. Y te veo abuela, llevando a tus nietos de las manos al círculo infantil, a la escuela, al parque de la esquina, o haciéndoles el dulce que sólo tú sabes hacer.

Ya sabemos que no todo ha sido fácil, que aún faltan barreras por sortear, que la igualdad y equidad de género son palabras muy grandes por las que vale la pena seguir batallando  en la meta que te trazó Fidel hace décadas: “hacer una revolución dentro de la Revolución”.

Ya sabemos, cubana, que cinco décadas no bastan para borrar siglos de desesperanza y desigualdades, pero hoy quiero verte miliciana, alfabetizando o aprendiendo a escribir, rompiendo mitos en el 59,  e incorporándote al trabajo, cuando muchos solo te veían detrás de un fogón, o de una batea, o limpiando la casa.

Quiero verte como aquellas Anitas que salieron de los campos, para demostrar que el barro puede convertirse en milagro. O en Girón, o en las misiones internacionalistas, o en pleno período especial, cuando en el mundo apostaban por el fin de Cuba, y tú, ahí, haciendo malabares para alimentar a tu familia, unir a los seres queridos, darnos esperanzas y fe.

Quiero verte desafiando todo, a pesar de que los tiempos son otros y hayas tenido que despedir al hijo que decidió torcer el rumbo y buscar otros caminos.  Y tú, aquí, a pesar del desgarramiento, porque no quieres buscar  otra luz que no sea tu Sol y tu cielo.

Quiero verte este marzo de mujer aconsejando a la muchacha aquella que decidió vender su cuerpo por unos billetes, y que hoy comprende que, definitivamente, hay cosas más importantes que el dinero, o el lujo.

Quiero verte en medio de un Congreso, protagonista de los cambios de esta Cuba nuestra,  codo a codo con el hombre, porque has logrado conquistar lo que hace mucho tiempo te pertenecía por derecho propio. O enlazada para siempre con las mujeres de otros países, porque constituyen la mitad de los seres que poblamos este planeta, y podemos, queremos, tenemos que defender ese otro mundo que es posible.

Quiero verte así, linda, sonriente, como aquella María del Carmen, inmortalizada por Noel Nicola,  el poeta trovador que decidió amarte para siempre, porque eras otra y porque te convertías en una cubana de los nuevos tiempos.

Quiero verte así, en cada trinchera donde la Patria te necesite, acunando los sueños, regalando dicha y amor, mirando al mañana, vestida de futuro, con el don de convertirlo todo en luz, porque tú misma cubana, eres la luz.

 

 

 

0 comentarios