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Los cinco: para ver el sol que hoy les ha sido negado

Los cinco: para ver el sol que hoy les ha sido negado

Todo comenzó  el 12 de septiembre de 1998. Hace 14 años, exactamente, en horas de la madrugada cinco cubanos buenos fueron detenidos y llevados a un proceso de interrogatorio en el Cuartel General del FBI.

Gerardo Hernández, René González, Fernando González, Antonio Guerrero y Ramón Labañino eran detenidos ese día para iniciar años de un proceso político, manipulado, acusados de espías por una prensa pagada, como hoy se ha demostrado.

Evitar acciones terroristas y la muerte de hijas e hijos de su pueblo era el “gran crimen” de una condena que encierra en realidad, todo el odio de la mafia cubano-americana contra nuestra Revolución y contra  este pueblo de dignidad alta y corazón en el medio del pecho.

El primer intento que hicieron con los cinco fue convencerlos para que colaboraran y traicionaran sus raíces y sus ideas. No lo hicieron, y hoy siguen pagando tamaña altivez.

Condenados a las condiciones más rudas de prisiones de alta seguridad, llevados al hueco del hueco, incomunicados en ocasiones con sus familiares, ellos han permanecido con la estrella martiana sobre la frente, soportando el rigor de severas condenas que van desde quince años de privación de libertad  hasta dos cadenas perpetuas

En el año 2001, cuando fueron llevados a juicio, los cinco hicieron un mensaje dirigido al pueblo norteamericano donde expresan las verdaderas razones de sus acciones y de la compleja misión que llevaban, infiltrados en grupos terroristas de Miami.

(…) reafirmamos la más profunda convicción de que con nuestra actitud y acciones no transgredimos ni pusimos en peligro la seguridad del pueblo norteamericano y sí contribuimos en alguna medida a descubrir planes y acciones terroristas contra nuestro pueblo, evitando la muerte de ciudadanos inocentes cubanos y norteamericanos.

En la misiva al pueblo estadounidense, los cinco agregaban:   “Nos guió un fuerte sentimiento de solidaridad humana, amor a nuestra patria y desprecio por todo lo que no respete la dignidad del hombre. Los acusados en esta causa no nos arrepentimos de lo que hemos realizado para defender a nuestro país. Nos declaramos totalmente inocentes. Nos reconforta el deber cumplido con nuestro pueblo y nuestra patria. Nuestras familias comprenden el alcance de las ideas que nos han guiado y sentirán orgullo por esta entrega a la humanidad en la lucha contra el terrorismo y por la independencia de Cuba.”

El 12 de septiembre pasará a la historia como uno de los días más tristes que empañó y sigue empañando la justicia norteamericana, que condena hombres buenos, mientras los terroristas se pasean libres por las calles de Miami.

Entretanto, millones de voces en el mundo siguen alzándose por su libertad. Premios Nobel de la Paz, artistas, intelectuales, personalidades de todos los continentes solicitan justicia.

Ellos escriben poemas, se cartean con personas de todas partes del planeta, no pierden su sonrisa y su cubanía y hablan de amor.

Sus familiares siguen sufriendo la lejanía y el dolor de no tenerlos cerca, mientras las madres envejecen, los hijos crecen y las esposas se preguntan por qué no han podido construir su hogar junto al hombre bueno que escogieron como el compañero de sus vidas.

Entretanto, ellos seguirán creciéndose como hijos de una pequeña isla que ha intentado edificar un destino diferente, y que se ha permitido, además construir sueños libertarios.

Por estos sueños libertarios, porque reine la razón, este 12 de septiembre, a catorce años del encierro de los cinco, volverán a unirse personas de buena voluntad, para que un día, como dijo en su Alegato de Defensa, ellos puedan ver ese Sol de la patria que hoy les ha sido negado.

 

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