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Gerardo a los 46 años: una vida para entregar por mi Patria

 

Gerardo a los 46 años: una vida para entregar por mi PatriaRepasar la biografía de Gerardo Hernández Nordelo es encontrar la historia de un cubano de su tiempo, nacido en medio de la vorágine de una Revolución que cambió la sociedad hasta sus cimientos. Nacido el 4 de junio de 1965, quienes conocen a Gerardo saben muy bien de su naturaleza de hombre sencillo, estudioso, caballeroso y  de profundo sentido de la responsabilidad.

Tiene alta sensibilidad y sentido del humor, que refleja en sus caricaturas; así como una voluntad y fe inquebrantable en su país, en su pueblo.

Su ecuanimidad, su capacidad  de conservar el sentido del humor en las condiciones más difíciles,  su amor sin fronteras hacia Adriana Pérez O’Connor, hacen de Gerardo una persona muy especial.

De los cinco héroes, es contra Gerardo contra quien más se ha ensañado el enemigo.

Contra él pesaron todos los cargos imputados en el juicio: conspiración, documentación falsa, como agente de un gobierno extranjero sin ser diplomático ni comunicarlo al fiscal general y conspiración para cometer asesinato.

Esa última acusación sólo fue imputada a Gerardo, maniobra que no contó con pruebas. Todos estos años las evidencias corroboran que él no tuvo ningún vínculo con el derribo, el 24 de febrero de 1996 de dos avionetas de la organización terrorista Hermanos al Rescate, asentada en Miami, las cuales violaron el espacio aéreo cubano.

En el juicio, cuando pronunció su Alegato de defensa en el año 2001, él tuvo una respuesta contundente:

“Que sepan los señores fiscales que la única sangre que podría haber en estas manos es la de mis hermanos caídos o asesinados cobardemente en las incontables agresiones y actos terroristas perpetrados contra mi país por personas que hoy caminan tranquilamente por las calles de esta ciudad. Sangre por la que un día juré que estaría dispuesto a sacrificar mi propia vida si con ello podía proteger a mi pueblo de semejantes crímenes.

Contra Gerardo se siguen cometiendo violaciones. A su esposa Adriana se le niega la visa para visitarlo. Ella ha dicho una y otra vez que extraña el cariño que él le profesa, su sentido optimista de ver la vida, el beso sobre la frente que le daba cada noche, mientras vivían juntos, asegurándole que era la mujer de su vida.

En sus cartas, Adriana le ha expresado: “Tú no me dejarás sola nunca, porque en estos años terribles has estado lejos, pero no ausente”.

Sin explicaciones, él  ha sido conducido, en varias oportunidades, al hueco y al hueco del hueco, lugar de donde ha salido sólo por la fuerza de la solidaridad internacional. A propósito de las desmesuradas condenas a este héroe cubano, el Presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, ha expresado:

“Gerardo fue encontrado culpable y le fue impuesta la irracional sentencia de dos cadenas perpetuas más 15 años por un supuesto crimen que el propio acusador reconoció había fracasado en sostener.

¿Cómo explicar lo ocurrido? Ante todo porque el juicio tuvo lugar en Miami, nido de los grupos terroristas que él combatió heroicamente, y donde había sido condenado de antemano en una campaña de odio y calumnias de la prensa local pagada por el gobierno federal, como se supo después”.
 
Aún en esas condiciones, este cubano criollísimo mantiene su fe, su optimismo, su amor al mundo. Sus caricaturas están expuestas ahora mismo en la Casa de Maryland, un centro de la comunidad latina, ubicado en el estado norteamericano del mismo nombre.

Entretanto, cada vez más voces se unen en el mundo por su libertad, y porque definitivamente, se abran las rejas de una prisión injusta. Con la certeza de que en este cumpleaños, será, quizás, el prisionero más acompañado sobre la tierra, llega a sus 46 años quien aprendió con José Martí que “La tribuna de la verdad se mantendrá siempre, cuando las demás tribunas caigan".

Por eso, este 4 de junio, cuando Gerardo cumple un nuevo aniversario, se renuevan las palabras de este héroe cubano:

‘’... Su señoría, la Fiscalía considera, y así lo ha pedido, que debo pasar el resto de mi vida en una cárcel. Confío en que si no es en este, en algún otro nivel del sistema, la razón y la justicia prevalecerán por encima de los prejuicios políticos y los deseos de venganza y se comprenderá que no hemos hecho ningún daño a este país, que merezca semejante condena. Pero si así no fuera, me permitiría repetir las palabras de uno de los más grandes patriotas de esta nación, Nathan Hale, cuando dijo: "Solo lamento no tener más que una vida para entregar por mi patria".

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