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El alma martiana en cinco héroes cubanos

El alma martiana en cinco héroes cubanos

 

Al comienzo escribí en el diario de mis largos días: "...el verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber". Son palabras de José Martí, que a más de un siglo de expresadas, impulsan, viven y son esencia de lo más puro y altruista.

Así expresaba Antonio Guerrero en su Alegato de Defensa, pronunciado el 27 de diciembre del año 2001 en la vista de sentencia de un juicio manipulado desde el comienzo de esta larga historia.

Los que asistieron ese día al juicio cuentan que Tony, con sus palabras pausadas, pero firmes, su cuerpo frágil y su mirada altiva,  recordaba la imagen que todos nos hacemos del Apóstol.

El poeta de los cinco recurre una y otra vez a José Martí en sus versos, y reconoce en el Maestro Mayor  la  inspiración para que él y sus hermanos se mantengan firmes, por el amor a esa Patria construida “con todos y para el bien de todos”.

Quizás la palabra luz, en contraposición a la oscuridad,  sea una de las ideas más reiteradas por José Martí en su obra. En busca de la luz,  Gerardo, Ramón, Fernando, René y Antonio dejaron un día la Patria.

Para Martí la dignidad fue esencia y desvelo, una dignidad sostenida por su infinito amor a Cuba, donde cristalizó su entrega desinteresada a la causa del país, su espíritu de sacrificio, su capacidad de creer en el otro, en el futuro, el optimismo pese a cualquier adversidad.

No hay otra prueba mayor de altruismo y dignidad que la conducta de nuestros cinco héroes, sometidos a las pruebas más difíciles, tras las rejas de una prisión injusta, sin hablar jamás de odio, ni de venganza.

"Héroe, se lo puede ser todos los días; pero el verdadero héroe es el que sacrifica su heroísmo al bien de su patria”. Advirtió Martí.

Las cartas, los poemas, el amor al ser humano ha salvado a los cinco en las condiciones más cruentas. El mismo amor al prójimo que salvó al Héroe Nacional en cada momento de su vida, incluso cuando enfrentó, muy joven,  el dolor del presidio.

Cuando se conmemoran, este mes de enero, los 158 años del natalicio del Hombre de la Edad de Oro, del fundador del Partido Revolucionario Cubano, del más grande de los cubanos, cinco hombres, en prisiones norteamericanas, siguen defendiendo aquel precepto martiano que recuerda que “(…) Un principio justo, desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército”.

Por eso, Antonio, el poeta, como sus hermanos de lucha,  reverencia cada día al cubano mayor, ese que, a la luz de más de un siglo, sigue acompañando a quienes defienden las nobles ideas. Así lo reflejó en esta Oda al Maestro, versos aparecidos en el primer libro del luchador antiterrorista, “Desde mi altura”.

 

Oda al Maestro

 

En tus versos crecí, con alma pura;

De niño te adoré, como a un padre;

A tu vigencia eterna mi corazón se abre

Con tu ejemplo de amor y de bravura.

 

Nunca habrás de morir y menos hoy

Que tu luz ilumina este camino,

Estás en cada paso del destino

Hacia donde con todo valor voy.

 

Podrá tener un monstruo en sus entrañas

Preso mi cuerpo, si en su vientre habito,

Pero mi pensamiento es libre, con el grito

De libertad que nace en tus montañas.

Antonio Guerrero

 

Esa alma pura martiana que sigue iluminado el destino de los hombres de bien late hoy también en el corazón de cinco héroes que defienden el amor, la fe y la esperanza.

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