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Fernando: Otro cumpleaños tras las rejas

Fernando: Otro cumpleaños tras las rejas

Fernando González Llort es un cubano típico, dicen quienes lo conocen bien. Le gusta la pelota, la yuca con mojo, la playa y las fiestas con amigos. Intenta bailar, y prefiere la música de Silvio Rodríguez. Fernando es como todos los de su generación, los que nacieron en medio de un proceso revolucionario que involucró a todo un pueblo, deseoso de cambiar su destino para siempre.

Nació en la Ciudad de la Habana el 18 de agosto de 1963, y creció en una familia que abrazó la causa de la Revolución. De esa raíz se forjó su estirpe de cubano, de patriota, de hombre generoso, firme y digno. Licenciado en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García”, de la capital del país, cumplió voluntariamente misión como combatiente internacionalista en la República Popular de Angola, en un batallón de tanques.

A mediados de los años 90 salió de Cuba a cumplir la tarea de salvaguardar la vida de sus compatriotas, amenazados por años de agresiones terroristas gestadas desde territorio de Estados Unidos.

La misión de Fernando González, era vigilar a un hombre de origen cubano señalado como terrorista por las autoridades de la Isla. Se trata de Orlando Bosh, un hombre que hoy camina libre por las calles de Miami, jactándose de sus asesinatos, entre ellos la voladura de un avión civil cubano en pleno vuelo en las costas de Barbados, el 6 de octubre de 1976 y donde perdieron la vida 73 personas inocentes.

Sólo por ese motivo, y porque el proceso a que fueron sometidos él y sus cuatro hermanos de lucha, Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Ramón Labañino y René González, se cargó de matices políticos, Fernando fue sentenciado en Miami el 18 de diciembre del 2001 a 19 años de cárcel, bajo cargos de poner en peligro la seguridad de Estados Unidos,

Aún se recuerda el Alegato de defensa que pronunció en la Corte, durante la vista de sentencia celebrada el 18 de diciembre del 2001.

“La realidad es que a Cuba no le queda otra alternativa que tener personas aquí que por amor a su Patria y no por dinero la mantengan al tanto de los planes terroristas y le permitan evitarlos siempre que sea posible. Esa es la razón de mi presencia aquí. Mientras la situación sea la que he descrito, Cuba tiene el derecho moral de defenderse de la forma en que mis compañeros y yo lo hemos hecho (…)

Sinceramente, confío en que algún día Cuba no tenga necesidad de que personas como yo, voluntariamente y por amor a su país y a su pueblo, vengan a este país a luchar contra el terrorismo.

Todo hombre que se respeta a sí mismo se debe antes que nada a su Patria. En los años de presidio me acompañará siempre la dignidad que he aprendido de mi pueblo y de su historia”.

Su esposa Rosa Aurora Freijanes, la mujer que escogió como compañera de su vida, lo recuerda como un hombre extremadamente sensible, cariñoso, con una visión muy profunda de la vida.

“De Fernando me llaman la atención varios atributos, el primero es que es muy caballeroso, Fernando es capaz de darte la mano, regalar una flor, cederte el paso, levantar una silla para que tú te sientes, y eso me cautivó desde el primer momento. Además, es muy criollo. Le gusta la música, hace chistes, muy divertido. Esas no son facetas muy conocidas de él, pero que lo convierten en un cubano de estos tiempos”, ha afirmado Rosa Aurora.

A fines del 2009 Fernando fue sujeto a un proceso de resentencia en la Corte Federal de la Florida, y su pena se redujo a 17 años y nueve meses de prisión. Aunque permanece la injusticia, este nuevo paso es una victoria del movimiento internacional de solidaridad con los Cinco, que sigue creciendo en todas las latitudes.

Magali Llort, su madre, ha expresado que Fernando es un hombre normal, algo que se revela cuando va a visitarlo a la prisión. “Incluso, reímos, nos hacemos bromas. Tiene una visión muy optimista del futuro”, ha afirmado Magali, quien recuerda con dolor, pero también con orgullo el momento en que participó en la vista de resentencia, celebrada en Miami.

“Fernando iba encadenado. Pero mantenía una mirada tan firme, una altivez tan grande en su frente, que las cadenas nada tenían que ver con esa imagen de dignidad que él representaba”, ha contado Magali llena de emoción.

Ese mismo optimismo, esa misma dignidad y la resolución de no dejarse doblegar, fue ratificada por Fernando, junto a sus hermanos Ramón y Tony cuando fueron resentenciados a fines del pasado año.

“Al igual que al momento de nuestro arresto y en otras ocasiones durante estos largos años, ahora también hemos recibido propuestas de colaboración del gobierno de Estados Unidos a cambio de obtener sentencias más benévolas. Una vez más rechazamos tales propuestas, algo que jamás aceptaremos bajo ninguna circunstancia.

Reiteramos: ¡Los cinco somos inocentes! Nos sentimos profundamente conmovidos y agradecidos por la permanente solidaridad que nos brindan, tan decisiva en esta larga batalla por la justicia.

Junto a ustedes continuaremos hasta la victoria final, que solo será conquistada con el regreso de los cinco a la Patria”.

Cuando  Fernando acaba de cumplir sus 47 años en una prisión injusta, vuelve a reafirmarse el compromiso de millones de cubanos y de muchas personas nobles del mundo a seguir batallando, hasta que este cubano, hijo de una isla libre, regrese a su Patria, para recibir el abrazo de los suyos, y el beso de agradecimiento de un pueblo que no olvida a los Héroes nacidos de sus propias entrañas.

 

 

 

 

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