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Gerardo: convicciones firmes y raíces martianas

Gerardo: convicciones firmes y raíces martianas

Una noticia ha trascendido en las últimas horas, que llena de consternación a la opinión pública nacional y a millones de amigas y amigos del planeta.

Gerardo Hernández  está afectado por hipertensión y una bacteria que le ha minado la salud, pese a lo cual es mantenido en el hueco, en las peores condiciones de castigo, sin razón alguna.

Lo acaba de dar a conocer Ricardo Alarcón, Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, instancia que protestará ante el mundo por los maltratos contra el luchador antiterrorista cubano.  La Asamblea comenzará su sesión plenaria este domingo con un documento oficial de condena a esos hechos.

No obstante las gestiones realizadas por vías oficiales, el gobierno cubano no ha recibido una respuesta de las autoridades norteamericanas.

Gerardo no recibe atención médica, en franca violación de los más elementales derechos humanos.

"La salud de Gerardo corre peligro y de esa situación es enteramente responsable el gobierno de los Estados Unidos", advirtió Alarcón ante las comisiones permanentes del Parlamento, previo al quinto período de sesiones de la séptima legislatura de este órgano.

Una vez más, cuando comienza un proceso de apelación en el caso de los cinco, el ensañamiento contra los héroes crece hasta niveles insospechados. Recientemente, los abogados de Hernández Nordelo solicitaron el recurso del Hábeas Corpus, un trámite que necesitaba que Gerardo trabajara con los juristas que llevan su caso. Pero la sinrazón ha prevalecido.

Es justo recordar que él es el único de los cinco que permanece con una condena de dos cadenas perpetuas. Ni siquiera le han permitido una resentencia.

Hoy se recuerda la vehemencia y solidez de los argumentos expresados por este luchador antiterrorista en el Alegato de Defensa, presentado en la vista de sentencia celebrada el jueves 12 de diciembre de 2001 en la ciudad de Miami.

“Que sepan los señores fiscales que la única sangre que podría haber en estas manos es la de mis hermanos caídos o asesinados cobardemente en las incontables agresiones y actos terroristas perpetrados contra mi país por personas que hoy caminan tranquilamente por las calles de esta ciudad. Sangre por la que un día juré que estaría dispuesto a sacrificar mi propia vida si con ello podía proteger a mi pueblo de semejantes crímenes”.

 

Es válido también hablar del hombre con profundas raíces martianas y convicciones firmes, el artista que no ha cesado de hacer humor aún en las condiciones más difíciles, el eterno enamorado de su esposa Adriana Pérez, a quien no le permiten ver hace doce años. El hijo ejemplar que sufrió en confinamiento la muerte de su madre, el camarada sin límites.

El mismo Gerardo que escribe a sus amigos en todas partes del planeta, que felicita a nuestra provincia en 26, que agradece una publicación de Melaíto, el dibujo de un niño, o una rosa sembrada en un jardín de la lejana Europa. El mismo que salvó la vida de otro reo, que en estado depresivo, hizo intento suicida. Gerardo logró que se localizara a la familia de ese hombre, quien, desde entonces, ya no se sintió tan solo.

El mismo Gerardo que, como un cuento infantil, acogió a una avecilla en su cárcel, la llamó Cardenal, y la crió hasta que el pajarito pudo volar en símbolo de  libertad.

El mismo Gerardo que ha dicho una y otra vez que desea la liberación de sus cuatro hermanos, y que él resistirá cualquier prueba, por dura que sea. El que ha advertido que sólo la solidaridad internacional podrá liberarlos, tal y como indicó en un mensaje al mundo el 26 de septiembre del año 2008, en el décimo aniversario del encarcelamiento injusto de los cinco. En aquel entonces, el héroe escribía:

La última palabra en el caso de los Cinco la tienen ustedes, nuestras hermanas y hermanos de Cuba, de los Estados Unidos y de todo el mundo, que a lo largo de estos años han sido nuestra principal fuente de aliento. Nuestras esperanzas no están depositadas en ninguna corte (…) A ustedes corresponde continuar luchando para desenmascarar la doble moral de un gobierno que invade a otros países supuestamente para combatir el terrorismo, al tiempo que alberga y protege a connotados terroristas, y encarcela a quienes trataban de impedir sus actos criminales. (…) Sabemos que, para continuar la marcha, podemos seguir contando con ustedes, y también ustedes podrán contar siempre con nuestra firme disposición de resistir, con la frente en alto, el tiempo que sea necesario.

 

Cuando la salud de Gerardo Hernández Nordelo está quebrantada, ya muchos amigos del mundo alzan su voz en nombre de la justicia. Un mensaje del Comité Internacional de Solidaridad con los cinco solicita que se atienda el reclamo universal. Los cubanos de bien, junto a personas de buena voluntad de distintos puntos geográficos del orbe, convencidos de las razones y principios que han mantenido en ese hombre una voluntad de acero, no renunciaremos a una batalla, una batalla que no tendrá fin hasta traer de vuelta, a él y a sus cuatro hermanos, a la patria que los vio nacer, y por la cual han estado dispuestos a los sacrificios más grandes. La misma Patria por la cual un día juraron darlo todo, a cambio la tranquilidad y de la felicidad de su pueblo, tal y como ratificara Gerardo en el ya mencionado Alegato de Defensa:

Su señoría, la Fiscalía considera, y así lo ha pedido, que debo pasar el resto de mi vida en una cárcel. Confío en que si no es en este, en algún otro nivel del sistema, la razón y la justicia prevalecerán por encima de los prejuicios políticos y los deseos de venganza y se comprenderá que no hemos hecho ningún daño a este país, que merezca semejante condena. Pero si así no fuera, me permitiría repetir las palabras de uno de los más grandes patriotas de esta nación, Nathan Hale, cuando dijo: "Solo lamento no tener más que una vida para entregar por mi patria".

 

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