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MUJERES Y HOMBRES POR UN MUNDO DIFERENTE

MUJERES Y HOMBRES POR UN MUNDO DIFERENTE

Comprensión, solidaridad, respetar a las otras y a los otros y las diferencias que, inevitablemente,  tenemos los seres humanos, compartir, crear espacios democráticos donde aprendamos a convivir de manera distinta, fueron frases e ideas reiteradas una y otra vez en el Noveno Encuentro Iberoamericano Género y Comunicación, efectuado en la Ciudad de la Habana del 26 al 28 de mayo.

Y en ese sentido, muchos de los trabajos presentados versaron sobre temas de gran interés e impacto en el mundo moderno. Desde un video juego para enfrentar el narcotráfico y el crimen organizado, elaborado por una comunicadora española, hasta programas radiales y televisivos, blogs, páginas, sitios web y otras alternativas digitales, dirigidos a temáticas tan importantes como la mujer en el mundo hoy, la violencia, el VIH SIDA y la diversidad sexual, fueron asuntos que conformaron el abanico de este certamen científico que propuso una mirada diferente a la comunicación.

Las mujeres todavía estamos invisibles en los medios. Basta mirar una página de cualquier periódico y contabilizar las veces que aparecen fotos de mujeres y de hombres, o declaraciones de representantes de ambos sexos y la balanza siempre se irá  a favor de ellos. Porque es algo que se mantiene intacto en el subconsciente, en una cultura patriarcal y androcéntrica que ubica siempre a las féminas en segundo lugar.

“Las mujeres en cualquier parte del mundo vivimos en una situación conflictiva”, decía una periodista mexicana. Y añadía: “somos gordas o flacas, bonitas o feas, somos buenas o malas  madres, esposas, nueras, suegras…Somos las encargadas del cuidado de nuestras hijas e hijos, de nuestros padres”.

“Por otra parte- suscribía la colega azteca- somos las víctimas mayores de las guerras y sostenemos la miseria. Trabajamos infatigablemente aún en los tiempos más difíciles, para que la familia pueda alimentarse y sobrevivir”.

Temas que aún no aparecen, como deberían,  en los medios de comunicación del planeta.

Por Cuba, resultaron interesantes varias investigaciones como los estudios sobre las mujeres campesinas, muchas de las cuales siguen viviendo en relaciones de desequilibrio con sus parejas. Se explicaba que muchas de ellas tienen una doble carga de trabajo, cuidan los animales, siembran, preparan los alimentos de sus compañeros y de sus hijos, y sin embargo, no perciben remuneración económica, porque no se contratan para solicitar tierras, o porque no ingresan a las cooperativas.

Otra ponencia versó sobre el reflejo en los órganos de prensa nacionales de la mujer en la historia, sondeo que demostró que apenas se menciona el rol de las féminas en  las páginas de nuestras gestas libertarias.

No faltaron trabajos sobre lo femenino en las narradoras cubanas de los años 90 en la Isla, y cómo el video clip cubano actual centra su atención en el cuerpo de mujer, y ¿por qué no decirlo?, como un objeto sexual que sólo causa placer y satisfacción.

Cambiar conceptos asentados durante miles de años no es tarea fácil. Todas y todos hemos aprendido de nuestras abuelas y abuelos, de nuestras madres y padres, de nuestras maestras y maestros, a mirar el mundo bajo estos mitos sobre lo masculino y lo femenino.

Por eso, alguien habló en una de las sesiones plenarias de la necesidad de dialogar abiertamente sobre estos problemas, proponer otras ideas,  e invitar a directivas y directivos de los medios al debate. Una frase expresada por una de las delegadas me cautivó: “es preciso cambiar estas realidades todas y todos, el día que esta verdad se reconozca y se transforme, el mundo será diferente, sin lugar a dudas, más feliz. Un granito de arena, con el paso del tiempo, hace una montaña".

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